CXV
Los franceses ven que los infieles son muchos: cubre los campos
por todas partes. Son muchas las veces que gritan a Oliveros, a
Roldán y a los doce Pares para que los defiendan. El arzobispo les
descubre su pensamiento:
-Señores barones. No penséis en nada malo. Por Dios os ruego
que no huyáis, para que ningún valiente pueda cantar de vosotros un
mal cantar. Mejor es que muramos en la contienda. Pronto llegaremos
nuestro fin; de ello tenemos la promesa. No viviremos más allá de
ese día; mas por una cosa salgo garante: las puertas del santo paraíso
se os abrirán de par en par, y os sentaréis junto a los Inocentes.
A esas palabras los francos se sienten tan reconfortados que nin-
guno de ellos deja de gritar:
- ¡Montjoie!
Cantar 115, "El Cantar de Roldán". Editorial Porrúa.
Colección "Sepan cuantos..." no. 279
Traducción del texto original "La Chanson de Roland", publiée le manuscrit d´Oxford et traduite par Joseph Bébier. L´Edition d´Art. París, 1922.
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